miércoles, 13 de abril de 2011

Córdoba: Grandes demoras para turnos en clínicas

Existen esperas de hasta dos meses para consultar a un especialista. Hay altísima ocupación en internación, en particular en unidades críticas

Lo que antes era una complicación para ser asistido en un hospital público, hoy es una realidad en las clínicas privadas: la demora para conseguir turno. Y esto vale casi por igual para quienes tienen obra social, una prepaga cara o, incluso, para los que pagan en forma particular por la prestación.

Para un especialista top o un profesional de mucho prestigio, la espera puede oscilar de dos a tres meses, según admiten los propios médicos e incluso los directivos de las clínicas. En muchos casos, va de 15 días a un mes y, en general, salvo que se trate de una urgencia, la demora promedio para lograr un turno nunca es menor a los siete días. Así surge de consultas realizadas en el Sanatorio Allende, Hospital Privado, Hospital Italiano, Clínica Vélez Sársfield y en Onnis-Lista.

Las figuritas difíciles. Lo que requiere esperas más prolongadas son las especialidades clínicas, como endocrinología, ginecología, neurología, traumatología, oftalmología, neumonología, oftalmología y dermatología.

“El problema está en algunas especialidades que son como un cuello de botella por su alta demanda”, dice Juan Grass, director del Hospital Italiano, y agrega que la tendencia de parte de la población de ir directamente al especialista contribuye a saturar el sistema. En el Italiano, sin ir más lejos, la primera consulta con un especialista tiene una demora promedio de 15 a 20 días, admite Grass.

A más prestigio, más espera. La demanda para médicos de renombre también genera largas esperas que a veces pueden llegar a los tres meses. “Estamos con demoras promedio de unos 30 días”, señala Néstor Jaimovich, director de la Vélez Sársfield, quien reconoce que “todo está cargado, pero en particular para los médicos con mayor prestigio, que son prácticamente inaccesibles”.

En la misma línea, en el Allende, Marcos Lozada señala que “hay médicos que trabajan a full ”, pero asegura que otros tienen turnos para el día.

En el Privado, Ricardo Pieckenstainer, subdirector médico, informó que muchos servicios tienen esperas que van de siete a 32 días. “Notamos que hay una gran demanda insatisfecha, porque lo que vamos abriendo se llena”, indica en relación con los consultorios que el hospital inauguró hace un año en el centro comercial Patio Olmos. “Con la apertura, se bajó en un 33 por ciento la demora de turnos, pero durante el año volvió a crecer, porque siguen aumentando las consultas”, afirma.

Esta situación también se advierte en centros monovalentes e institutos de diagnóstico.

“Nuestra estrategia es brindar calidad, y el desafío es hacerlo al tener que trabajar con un alto volumen de prestaciones”, indica Juan Ibarguren, administrador del instituto oftalmológico Onnis-Lista. En ese centro, la demanda tiene un incremento anual del 25 por ciento desde hace cuatro años.

A cama caliente. La tasa de ocupación de las camas de internación, que hasta hace algunos años sólo llegaba a saturarse en los meses invernales, ahora es altísima todo el año por igual.

“Marzo o julio es lo mismo; siempre tenemos una tasa de ocupación por encima del 90 por ciento”, informa Jaimovich, que tiene 150 camas. “Todas las mañanas tenemos problemas para ubicar las cirugías”, señala. Y anticipa que en breve sumará 6.700 metros cubiertos y 40 nuevas habitaciones.

En el Privado (217 camas), la tasa de ocupación es del 90 por ciento en la semana y 68 por ciento los fines de semana (promedio anual del 78 por ciento), pero mayor al 90 por ciento en las camas críticas, según precisa Pieckenstainer. “Están creciendo mucho las internaciones no programadas”, indica.

En el Italiano (200 camas), la tasa promedio es del 80 por ciento, aunque la cifra crece al 90 por ciento en invierno.

Algunos porqués. Los motivos de la saturación que viven las clínicas privadas son multifactoriales, según aseguran sus directivos, quienes sostienen que este proceso se inició hace un par de años.

“La realidad de la Argentina es que necesitamos tener una alta ocupación para sostener la actividad”, indica Lozada. En la misma línea, Ibarguren afirma: “Estamos en una situación en la que hay que trabajar con un gran volumen para sostener el esquema de financiamiento, sobre todo por las inversiones que exige la nueva tecnología”.

El mayor acceso por parte de la población a la salud privada, de la mano del crecimiento de la economía y la baja del desempleo, es otro factor que empuja el aumento de la demanda, según indican los directores de las clínicas. Las cifras reflejan que, mientras en 2000 sólo el 39 por ciento de la población tenía obra social, hoy ese porcentaje llega al 50 por ciento, que llegaría al 55 por ciento si se agrega a los cubiertos por prepagas.

Lozada advierte que el crecimiento de la economía, que hace que la gente tenga mejores ingresos, también repercute en que busque una atención médica de mayor calidad y que la demanda se concentre en los establecimientos privados.

El cierre de clínicas (60 en los últimos dos años, de las alrededor de 200 que había en 2008) vinculado con el desfinanciamiento del sector, también contribuye a aumentar la demanda en las que quedan. “Éste es un sector que no crece en el nivel que debiera e incluso, por el contrario, baja el número global de camas”, asegura Grass.

Además, en el interior provincial caen o merman las prestaciones de mayor complejidad, lo que determina un importante incremento de las derivaciones hacia las clínicas de la Capital.

“En el Allende, más de 20 mil consultas de las 110 mil que tenemos al mes son del interior”, señala Lozada, mientras Jaimovich estima que alrededor de la mitad de su demanda proviene de ciudades del interior.

Pieckenstainer destaca que, al concentrar mucha complejidad, Córdoba también es un centro de derivación desde otras provincias.

Más cobertura

Cordobeses protegidos. En 2000, sólo el 39 por ciento de la población cordobesa tenía cobertura médica. En 2002, el Ministerio de Salud de la Provincia informó que dos millones de cordobeses (alrededor del 60 por ciento de la población) no tenía cobertura y dependía de los hospitales para su atención.

Este año. En Córdoba hay 1.485.921 habitantes con obra social (casi el 50 por ciento de la población), según los datos al 21 de marzo pasado de la Superintendencia de Seguros de Salud.

Las prepagas también suman. Al 50 por ciento de los cordobeses que tienen obra social, se agrega un porcentaje que decide contratar servicios de empresas prepagas. Sumando este grupo, la población que accede a la salud privada llega al 55 por ciento.

Fuente: elconsultordesalud.com

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